(Sexta parte aquí)
La muchedumbre que se agolpaba frente al estanque calló de repente, atrayendo irremisiblemente la atención de Gabriel. El siempre-niño se había acercado al agua de la mano de BJ (así la había llamado Miguel). La joven contemplaba sombría el agua, oscurecida por las algas. Entonces el siempre-niño habló con una voz profunda, extrañamente diferente a la que había usado anteriormente.
-Ha llegado el día, por fin, en el que podremos volver a intervenir en el Curso. Que comience… la Tercera.
Tres otra vez. Aquel lugar le resultaba excesivamente enervante, por lo que se dio la vuelta y se marchó. O eso habría hecho si no hubiera visto cómo el siempre-niño arrojaba a BJ al agua, y ésta se sumergía dócilmente en la maraña verdosa. Un poderoso estruendo proveniente de los altavoces lo sacó de su ensimismamiento, activando algún extraño mecanismo en su interior. Instintivamente corrió hasta la laguna y se zambulló sin pensarlo dos veces.
“Qué extraño” fue lo primero que pensó una vez se sumergió por completo. No era agua lo que le rodeaba, ni algas. De hecho, no sabía en qué estaba nadando, pero bajo sus pies había una luz brillante. La típica (y absurda) frase apareció en su cabeza. “Ve hacia la luz.” Le gustaría haber reído, pero se dio cuenta, sorprendido, de que había olvidado cómo reír. Cuanto más se acercaba a la luz, más notaba que le faltaba el aire. No podía respirar. Le dolía la cabeza, le dolían los brazos, las piernas, el torso. Se arrepintió de haberse lanzado a ayudar a la tal BJ (a quien no conocía de nada).
La luz lo cegó en ese instante, y percibió un enfermizo olor a aire esterilizado, mezclado con el amargo aroma de la sangre fresca. Segundos después notó un golpe seco en las nalgas y comenzó a berrear. Aquellos gritos le resultaban increíblemente agradables, liberadores. Sin que el recién nacido (por vigésimo séptima vez) se percatase, Rafael sonrió desde el otro lado de un cristal. Minutos antes, en un antiguo hospital afgano, renacía también la pequeña BJ. Era 21 de enero de 2001, y G. W. Bush acababa de ser elegido presidente de Estados Unidos. Nadie preveía las magnitudes del conflicto que se gestaría a partir de aquella fecha. La preparación de la Tercera había comenzado.
En una pequeña cafetería moscovita de 2019, Daniel y Aminah, como se llamaban ahora, se saludaron como si fuera la primera vez que se veían.
(Fragmento por David Frost)
(Como me cierren el blog por planear lo que creo que es la tercera guerra mundial voy a tener que mataros a todos)
¿Siguiente...?
Historia, familia y lucha obrera
Hace 7 años
Cabrones.
ResponderEliminarVale, me lo quedo yo. DF que sepas que casi te cargas el cuento.
Desi ¿cuánto tiempo me das exactamente? intento hacerlo mañana en Madrid tranquilamente pero quiero saber exactamente hasta cuando tengo :$
Dont worry, el límite está en los 3-4 días. Si tardas alguno más, pues tampoco hay mucho problema.
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