No me quites la espina clavada.
Sudé mucho
para podérmela clavar.
No rompas mis decepciones.
Decepcionan,
pero quiero disfrutar de sus pedazos.
No me ocultes las cicatrices.
Sé que no te gustan,
pero son lo que el tiempo me dejó.
No me arranques las tristezas.
No quiero que las alegrías
me den igual.
No me duermas las ojeras,
que mis noches de insomnio
las peleé yo.
No te lleves a mis enemigos.
Si no me río en su cara,
las victorias serán amargas
Y no se te ocurra romperme las flaquezas.
Que no hay lugar mejor
cuando quiero sacar fuerzas.
Historia, familia y lucha obrera
Hace 6 años