jueves, 1 de diciembre de 2011

Ese infecto sabor a anginas abiertas que inunda la boca, la sangre en la garganta. El dolor al tragar. Tal vez no sea más que el recuerdo de los tiempos que están por venir.

domingo, 22 de mayo de 2011

Una lección a estas alturas



Durará el tiempo que dure. Pero no me olvidaré de que esto se ha hecho SIN POLÍTICA de por medio.


Lección aprendida. Tal vez no está todo perdido.

viernes, 18 de febrero de 2011

A rush of blood to the head

Como empieza a ser habitual, os dejo banda sonora para lo que sigue.


El viento gritaba a ras de suelo, se estrellaba contra todo lo que encontraba sin el menor reparo. Parecía que se introdujese en el cuerpo, que lograse atravesar la piel y llegase a romperte el alma.

Al final, todo se rendía al viento. Incluso él.

Levantó la vista y tuvo que entrecerrar los párpados para evitar que las cenizas le entrasen en los ojos. La estampa le hizo gracia: todos aquellos cuerpos allí tirados en un repertorio de posiciones extrañas, como si el propio viento los hubiese dejado caer de cualquier manera. Sólo los agujeros de bala y los pequeños charcos de sangre bajo ellos delataban que había algo humano implicado en sus muertes. Notó el peso de la Eagle en el bolsillo de su gabardina, que se agitaba a mercerd del viento con una furia propia del lugar. Sí, había sido él.

Era curioso, pero había olvidado cómo se hicieron los agujeros en las paredes, cómo se derribaron los techos. Cómo se prendieron los fuegos que a medida que ascendía se transformaban en columnas de humo que escapaban por los boquetes que sabía que antes no estaban allí. El edificio entero estaba en ruinas y sembrado de cadáveres.

Buscó el paquete de tabaco y extrajo un cigarrillo que parecía haber sufrido todo tipo de calamidades. Todavía se podía fumar. A medida que avanzaba, lo acercó a una de las hogeras improvisadas (en concreto una cortina medio roída y descolgada que poco a poco era consumida por el fuego). Después inhaló una bocanada y tuvo la impresión de que aquél humo era algo mucho más limpio y puro que el aire de aquél lugar, pero no supo por qué.

Fue entonces cuando descubrió el cuerpo de ella en medio de la estancia, colocado en una silla como si estuviese dormitando tranquilamente ajena al desastre que la rodeaba. Hasta parecía sonreir ligeramente. La impresión era tan realista que no pudo evitar llamarla un par de veces, y llegó a preguntarse por qué no respondía. Claro, estaba muerta.

Ser consciente de ello despertó en su cabeza una infinidad de voces completamente descoordinadas, irritantes. Se sentó sobre un bidón de gasolina y le dió otra calada al cigarro, escuchando lo que decían. Algunas hablaban de quién era el culpable, otras del hecho de que no volvería a verla moverse, otras de que no había podido salvarla. Algunas simplemente decían soledad. Y otras se callaban, aunque estaban ahí.

Siguió fumando sin prisa, dejando que aquellas voces dijesen todo lo que tenían que decir y sin prestarle atención a ninguna. Observó de nuevo su cuerpo, tan diferente al de todos aquellos anónimos trajeados desperdigados por el lugar que todavía estaban calientes. Realmente era una pena, pensó. Otra vez será.

Terminó el cigarro y lo arrojó contra la pared. Y acto seguido, con la misma mano, agarró la Eagle de su bolsillo y apuntó el cañón contra su sien, dando un par de golpecitos para avisar a las voces. Se volvieron locas, empezaron a pedir clemencia, a gritarse entre ellas y a él, pero la sonrisa de después despejó cualquier tipo de duda y se callaron de golpe. En su cabeza empezó a sonar aquella canción que tanto había significado y de la que no había hablado nunca a nadie. Dejó que sonara mientras cerraba un rato los ojos, esperando a que terminase. Y luego terminó.

Silencio.

Silencio.

Bang.


Silencio.

martes, 15 de febrero de 2011

Tarot y otras sandeces

Bien pensado,

cuando pierdes siempre

ganar debe ser un incordio.

Imagínense el panorama.

Cambiar los cartones

por el champagne,

el humo por la colonia,

la cama vacía

por el ardor en la piel.

Los bares por el amor,

el blues por el vals.

Pero por si acaso,

háganme el favor:

ni se les ocurra

mencionarme el destino

si no es para hablarme

de la puta de su madre.





Venga, que por lo menos queda ron.

jueves, 10 de febrero de 2011

Remite: un servidor

Carta encontrada sobre mi mesa hace un rato:

Querido universo:

hace tiempo que tengo algunas cosas que decirte. Antes no podía, claro, no fuera ser que te encabronases y fastidiases mis planes, pero ahora voy a permitirme la licencia de sincerarme. ¿Sabes todas esas estrellas, planetas, cosas galácticas, partículas extrañas y dimensiones extras de las que haces gala? Pues tío, menuda mierda. Pareces hecho como para joder vaya. Pero eh, que por muy a joder que estés hecho a mí no me ganas. Ya lo has visto.

Es posible que dentro de unos días o mañana mismo cambie de opinión y vuelva a necesitarte, pero hoy me importas lo mismo que yo a ti. Una mierda.

Resumiendo: que te vayas a tomar por el culo una temporadita.


Con amor,

Desilusionista.




miércoles, 2 de febrero de 2011

Querida

Con mucho amor a Electrónica I y sus profesores amorosos. Hasta la vista, baby. Y una feliz putrefacción.


Querida querida:


no escribo para confesarme,

ya sabes que eso nunca me ha hecho falta.

Es más por continuar

con esa afición mía de molestar

que tanto te molestaba.


¿Recuerdas el jarrón de porcelana

que tu gata rompió aquella noche?

En realidad me desperté con ganas de fumar

y no quise encender la luz.

Ya sabes, es un incordio.

Así que supongo que fui yo

quien chocó contra la mesilla.


¿Y cuando compraste aquel vestido rojo,

tu favorito, y me preguntaste

si te hacía gorda?

Te dije algo así como “estás preciosa,

que suerte que seas mía”.

Espero que no me creyeses.

Te hace poco menos que una foca.


Ah, y otra cosa.

¿Te acuerdas de cuando mirándote a los ojos,

te sonreía y murmuraba un “te quiero”?

Era mentira.

Es que lo vi hacer muchas veces

en las películas de Hollywood,

y siempre creí que sería un buen actor.


Nada más.


Te quiero, yo.

(Vaya, lo siento. He vuelto a hacerlo.)





(Sí, lo sé. Últimamente repito mucho del otro blog. Pero eh, que estoy de exámenes!)

miércoles, 19 de enero de 2011

It's just a shot away

Los enemigos se reían, bufaban, gritaban poseídos por la fuerza que da la ira a las mentes descerebradas. Sus ojos, inyectados en sangre que todavía no era suya, me miraban seguros de la carnicería que vendría a continuación.

Tendréis que conseguir cada gota de sangre con la que queráis cubriros la piel.



Empieza lo bueno.



War, children, it's just a shot away.


A veces te vas

Para Celes, que se va pero no se va.



A veces te vas

y sin saberlo te quedas.

A veces te vas

y aunque te vayas,

te quedas con los que se quedan.

Y ríes con ellos cuando ríen

aunque no sepas que ríen,

sus cigarros son tus cigarros,

sus cafés tus cafés,

y la silla vacía en la mesa

no está vacía.

Y las noches de fiesta

siempre una copa de más,

por quien echas de menos.

A veces te vas

y, sin saberlo,

nunca te has ido.


Vete.

Pero nunca te vayas.