viernes, 5 de junio de 2009

Relato común II

(Primera parte aquí)

Una, dos, tres…
Gabriel contaba las veces que había escapado de su sosias:
La primera en aquella tienda de la playa, adonde había ido con Gabriela, su último ligue, después de un fin de semana de amor, a comprar ropas vaporosas para el verano.
Había sido impresionante: Un largo grito, ¡Ehhh! Le había helado la sangre en las venas.
Con la mano acariciando aún la seda de una falda floreada, fresca como los pechos de ella, se había girado lentamente, como quién no puede evitar la muerte que iniciara, después de toda la vida buscándonos, su última carrera para atropellarnos. Y lo había visto enfrente: al joven, idéntico a sí. Y el leve jadeo que había percibido en su pecho se sincronizaba perfectamente, cómo si no hubiera espacio entre ellos, con los últimos temblores de sus fibras nerviosas; de su garganta, que habían entrado en resonancia con el desgarro de aquel grito.
Luego fue la huída apresurada, con la mano de Gabriela entre las suyas, aferrándose a ella como si fuera lo único que lo retuviera en el mundo de los seres humanos.

El pánico no se controla. No así, en caliente.

.- No quiero tener nada que ver contigo -le había dicho ella- cuando le había intentado explicar porqué eran ellos dos los únicos que corrían, por las calles de Cullera, aquel tranquilo domingo de mayo.

Gabriela… el azar era caprichoso, y lo mismo que le había enviado a una mujer con su mismo nombre que le había hecho sentirse vivo, le enviaba ahora un hombre con su mismo rostro para hacerlo sentir muerto.
Pero él no se había tomado nada, ningún tripi, como había dicho ella, y sin embargo había pasado todo el verano escondiéndose del hombre igual a él, de la limusina, y de una combinación de fucsias y amarillos que había comenzado a causarle, en cuanto la veía, un serio mareo y un fuerte dolor de oídos.
Ahora estaba en el coche de su perseguidor, con los nervios bajo control, y su doble le ofrecía, sin una palabra, el mando a distancia del mueble bar que había entre ellos.
.- Prefiero que me cuentes de qué se trata -dijo.
.- ¿No entiendes lo que pasa? ¿Acaso no recuerdas nada de nada?
Gabriel pensó qué contestar: había, sí, una laguna en su vida, en su pasado, pero pensaba que eso mismo le pasaba a todo el mundo.


Una voz chirriante dijo tras de él: “el tiempo y el espacio no son relativos. Son absolutos. Lo que es relativo es la mente que los concibió”
En el denso aire fétido que había quedado impregnando la limusina, Gabriel se giró lentamente para ver quien había pronunciado aquella frase sacrílega y estrambótica.

(Fragmento por Huelladeperro)

¿Siguiente...?

7 comentarios:

  1. Vale, a lo mejor tiene que ver con que sean las 5 de la mañana y haya estado hasta ahora estudiando, pero tu comentario me ha parecido mejor que cualquier chiste que haya escuchado en los últimos tres meses. A lo mejor también es porque lo he leído gritando.
    Nada tío, tu turno.

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  2. "Como quien no puede evitar la muerte que iniciara, después de toda la vida buscándonos, su última carrera para atropellarnos."

    Algo en esta frase me chirría. Posibilidades que se me ocurren;

    a) "la muerte que iniciará", de modo que la muerte iniciará la última carrera (un muerto será el detonante?). De ser así, por alguna razón que desconozco Gabriel pasa a ser el narrador durante unas pocas lineas. Esta es la opción que sugiere el sentido común.

    b)"la muerte que iniciara", es decir, que Gabriel inició una muerte, sin embargo eso implica que hay una tercera persona a la que hace referencia el "su última carrera" que les quiere atropellar.

    c) El "nos" de atropellarnos parece hacer referencia a otro personaje, que es el que narra la historia. Si la opción B es correcta, Gabriel inició una muerte después de toda la vida buscando a su sosías y al narrador de la historia, con la intención de atroperllarlos a ambos.

    Es decir, que el sentido común me dice que falta una tilde. Sin embargo, la frase sin tilde es correcta, solo que genera un significado BASTANTE distinto. Agradecería al autor que señalase la opción correcta.

    NOTA; Normalmente no utilizo mi VISION DE RAYOS X, pero ya que hay varios autores implicados estoy prestando atención a las posibles ambiguedades.

    NOTA 2; Bien, parece que mi faena de superjusticiero ha terminado por ahora. Circulen.

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  3. No, Herr Director, no veo error. En algunas regiones de Castilla parecería más natural usar el condicional, así:

    ...como quien no puede evitar la muerte que iniciaría, después de toda la vida buscándonos, su última carrera para atropellarnos.

    Sin embargo a los valencianos y catalanes esa forma nos es tan chirriante que pasaría por incorrecta. Sacrificamos pues la precisión a la eufonía.

    La decisión ya no es mía, pero si las explicaciones anteriores no dan plena satisfacción a Herr Director, sugiero que se cambie por:
    ...como quien teme ver la muerte iniciar, después de toda la vida buscándolo, su última carrera para atropellarlo.

    que me parece que corrige todos los defectos y ambigüedades señalados.

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  4. Fe de Erratas:
    Donde dice "Un largo grito ¡Ehhh! Le había helado la sangre..." debería decir "Un largo grito ¡Ehhh! le había helado la sangre..."
    Que el tratamiento de textos de microsoft me ha cambiado la ele por mayúscula

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  5. Hm...mientras el autor no pida que se cambie el texto de manera explícita, no se modificarán los textos. Es decisión de huelladeperro. Por mi parte, las explcaciones dadas son suficientes.

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  6. Me encanta esta suerte de cadáver exquisito online.

    Por favor, continúenlo, ¡por el amor del suspenso!

    xx

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